La Reina del Sur

La vida era a veces tan hermosa que no se parecía a la vida.

Muchas veces empiezo un libro por su portada, a veces por las reseñas que leo, otras por la publicidad o los comentarios de otros lectores, pero, la verdad es que nunca había empezado a leer un libro por una serie. Hace un par de semanas vi unos cuantos capítulos de la serie “La Reina del Sur”. La serie no es la mejor que he visto, ni de lejos, pero me enganchó la trama y como estaba basada en una obra de Arturo Pérez Reverte, dejé la serie y empecé el libro.

Con Pérez Reverte tuve una época de crisis. Siempre me ha encantado como escribe, la trama de sus obras, o como habla de otros libros y autores. Pero en sus primeras novelas, y esto es una percepción personal, tras una trama maravillosamente llevada, se precipitaban los finales. El año pasado leí “El italiano” y logró que estuviera totalmente enganchada, tanto por la historia que se narra, como por el acontecimiento histórico en el que se enmarca la novela. Gracias a “El italiano” he recuperado las ganas de leer a este gran escritor y “La Reina del Sur” no me ha decepcionado en absoluto.

Seguramente casi todo el mundo ha oído algo de la historia real en la que está basada la protagonista de la novela Teresa Mendoza. En el caso de Teresa, aunque la inspiración del personaje es una persona real, Pérez Reverte la reinventa, con una vida de orígenes parecidos, nació y vivió sus primeros años en un barrio de una ciudad mejicana y fue la novia de un traficante, pero a partir de ahí voló a España y llegó a controlar prácticamente casi toda la droga que se movía por el Mediterráneo y entraba en el mercado europeo, no solo procedente de África, sino también de Sudamérica con destino a casi toda Europa incluyendo los Países del Este y Rusia.

Una de las cosas que más me ha gustado de la obra es como Pérez Reverte es capaz de escribir en un español mexicano, castellano, cambiando de uno a otro con influencias gallegas, andaluzas… que te permite meterte, no solo en el personaje sino en su entorno o su cultura.

Hay una característica común en la obra de Pérez Reverte y es la fortaleza de sus personajes femeninos. Teresa Mendoza es uno de ellos, pero no es un personaje fuerte desde el principio de la obra, la evolución de Teresa, que se crece ante las adversidades y las circunstancias que se le presentan, hace que la llegues a apreciar y a encariñarte de ella, algo muy complicado debido a sus actividades delictivas o la frialdad con la que el autor describe muchas de sus acciones. Pero quizás es que Teresa vive la vida que le ha tocado vivir y que no le ha dado muchas opciones a la hora de elegir un camino u otro.

No voy a desvelar el viaje de Teresa Mendoza desde México a Madrid, Melilla, la Costa de Sol y México de nuevo, pero en cada destino Teresas nos comparte su vida, el mundo sórdido de la droga, la falta de ética del entorno en el que se mueve, pero también un poco de amor, no mucho porque la vida le ha enseñado que es muy fácil perderlo, pero si lo suficiente para ver el lado más humano de Teresa y es que la frase que le dice Santiago a menudo “A ver si un día te equivocas y dices que me quieres” es muy del carácter de Teresa.

Otra de las características que nunca me defraudan de Pérez Reverte es que siempre te dan ganas de leer alguno de los clásicos de la Historia de la Literatura. Ya me pasó con el “Club Dumas”, que fue acabarlo y leer “Los tres mosqueteros”, en este caso el libro elegido es «El Conde de Montecristo», ¿quizás se puede apreciar una admiración especial del autor por Alejandro Dumas? En cualquier caso, hay una frase de una de las protagonistas que nos podemos aplicar todos: “No hay dos libros iguales porque nunca hubo dos lectores iguales. Y es que cada libro leído es, como cada ser humano, un libro singular, una historia única y un mundo aparte”.

¿Recomiendo el libro? Totalmente. Tiene una lectura ágil, pero siempre de la mano de un buen escritor que nos hace disfrutar de cada una de sus páginas y una historia bien llevada que te mantiene con ganas de llegar al final, que no decepciona.

 

Nosotros en luna

El amor más allá de la amistad y el flechazo

Una de las ventajas que tiene trabajar con adolescentes es que tu mente se abre a otros géneros literarios, ya que, si no estás en ese entorno, puede que nunca eligieras tener entre tus manos una novela como Nosotros en la luna.

Siempre me ha gustado la novela romántica, como también la novela histórica, la de aventuras o las distopías, aunque  hay un pequeño estigma relacionado con este género, como una lectura de no mucha calidad. Por suerte, últimamente autoras como Alice Kellen van cambiando esta forma de entender la novela romántica.

Nosotros en la luna es una novela de amor, pero de un amor que se va fraguando a través de la amistad, de la evolución o quizás de la revolución que todas las personas sufrimos cuando vamos haciéndonos mayores. Los protagonistas, Ginger y Rhys, se encuentran de manera casual y entablan una relación a través de email. ¡Cómo me gustan las novelas epistolares! El hecho de que cada uno de los protagonistas escriba desde su punto de vista hace que vayas conociendo su personalidad. Puede ser la razón de que cada personaje tenga su alma y sus sentimientos, su propia vida y su forma de verla, por supuesto, relacionada con sus circunstancias.

Ginger y Rhys se conocen en París, y en una sola noche, una noche en la que solo caminan y hablan, son capaces de comenzar una relación que se hará fundamental para los dos. Se harán mejores amigos y se irán conociendo y apoyando a través de una pantalla.

La autora se va adentrando en la vida de los protagonistas, de sus sentimientos, de sus ambiciones e inseguridades a través de casi siete años, se centra sobre todo en sus vidas, por lo que el resto de los personajes son todos secundarios. En cambio, no lo son determinados detalles: la ganas de releer El Principito, de escuchar algunas canciones que ponen la banda sonora de su historia, o de visitar los lugares que visitan los personajes.

Me encanta esta historia, por muchas razones. Es una historia que engancha, que te hace reír a ratos y ponerte triste en otros, que te hace soñar con el amor, no el amor fácil, el de una noche o un mes, sino el de verdad, el que no se conforma, el que no somete a nadie, sino que es libre y te hace crecer.

¿Os recomiendo Nosotros en la luna? Definitivamente, leedlo en vacaciones, cuando tengáis ganas de desconectar o simplemente, cuando tengáis ganas de disfrutar.

La ruta del viento

El mundo del siglo XVII entre dos culturas

No quería terminar el año sin publicar un post sobre este libro , que a pesar de no ser muy conocido, me encantó. Cayó en mi e-book sin fijarme en que tenía más de 1000 páginas y menos mal que no me di cuenta, porque a veces para empezar un libro largo creo que necesito estar de vacaciones y nada más lejos de la verdad. Este libro, escrito en capítulos cortos, es ideal para leer poco a poco e ir saboreando la historia y los personajes.

La ruta del viento está dividida en tres partes, comenzando por cómo conocemos a los protagonistas, una joven española que huye de su destino haciéndose pasar por un chico y un heredero de un clan japonés. Estas historias están ambientadas en hechos reales históricos, ya que, a pesar de tratarse de una historia de ficción, gracias a los personajes, el lector va conociendo la realidad histórica desde 1609 hasta 1617, centrándose, sobre todo la historia de Japón y sus formas de vida.

Aunque hay dos personajes principales: Inés de Carrión y Guzmán, noble sevillana de una familia venida a menos y Ryo, hijo del jefe del clan Karaokura, el libro está lleno de personajes secundarios que van ocupando su propio lugar en la historia, ya que la autora ha ido entretejiendo historias paralelas que nos van adentrando en el mundo del Japón feudal.

De fondo, tenemos la historia comercial del mundo de principios del siglo XVII, las rutas al continente americano y de allí a Filipinas y, sobre todo, el Japón feudal, como se fue cerrando a las influencias exteriores que explicaran su historia, casi sin cambios, hasta la revolución Meiji en 1868.

Me ha encantado como Concha Álvarez ha elaborado la historia, una historia de ficción, con personajes bien creados (quizás un poco más modernos de lo que requiere la época) pero que permiten en un trasfondo real conocer las diferentes historias de todos los personajes secundarios que construyen el libro. Historias de amor, supervivencia, orgullo, vanidad, ansia de poder… Me ha gustado mucho como la autora ha introducido personajes de diferentes nacionalidades e intereses según su origen: holandeses y sus pretensiones mercantiles, españoles y portugueses que a pesar de estar unidos en la época ya van presagiando las diferentes formas de ver el mundo y su próxima y definitiva separación.

Recomiendo este libro por muchas razones, desde su amena lectura, la longitud de sus capítulos, a como la autora cambia los protagonistas de las historias en cada uno de ellos. Pero no quiero acabar este post sin añadir que también se aprende historia del siglo XVII, lo que siempre aporta un punto adicional a la lectura.

Anochecer

Una historia sobre el resurgir y la superación

Después de más de un año de pandemia, heladas, erupciones volcánicas… me apetecía leer uno de esos libros, que no por el hecho de ser clásicos, no dejan de verse como actual.

No soy lectora de ciencia ficción, pero de vez en cuando me apetece cambiar de registro y leer algo diferente. «Anochecer» no es uno de los libros más famosos del autor, aunque debo decir que, para los no lectores habituales de este género, es un libro ideal para comenzar a engancharte.

Anochecer, como la mayor parte de los libros de Asimov, no tiene como protagonistas a seres humanos, pero como es muy difícil ambientar las historias sin imaginar algo demasiado excéntrico, al final las descripciones son de personas reales, tanto físicamente, como sobre todo en la personalidad que reflejan, con sus virtudes, pero más que nada, con sus defectos, porque una de las grandes habilidades del autor es reflejar los pequeños defectos de sus personajes, aquello que les hace más reales.

El libro habla de un planeta con suficientes «soles» o estrellas como para que nunca sea de noche, pero que una vez cada 2000 años tiene un eclipse que deja todo a oscuras. El argumento fue lo suficientemente bueno para que el autor comenzara haciendo un relato corto y acabara escribiendo un libro.

El libro tiene tres capítulos: los hechos que suceden antes del anochecer y cómo algunos personajes se dan cuentan de la posibilidad del eclipse; el momento concreto del eclipse, es decir, de la tragedia y lo que ocurre después.

Mas allá de la historia en sí, lo que más me ha gustado es cómo cada uno de los personajes busca un sentido a todo lo que pasa, cómo su forma de pensar se va a adaptando y, sobre todo, lo que cada uno de ellos hace por sobrevivir.

A pesar de ser un libro de ciencia ficción, toda la historia está basada en los hechos de la historia de la humanidad, basándose en las diferentes disciplinas científicas como la Arqueología, la Física, la Psicología, o el valor de la comunicación y sobre todo en la Historia, en cómo el hombre ha ido evolucionando y aprendiendo y cómo, a pesar de lo que pase, sigue resurgiendo de sus cenizas.

Anochecer es un libro sobre la supervivencia del ser humano, sobre lo que cada uno es capaz de hacer para mantenerse con vida, pero también sobre los miedos y como cada uno se enfrenta a ello. Aún así,  no podemos olvidar el gran hilo conductor de la historia, como el autor ha narrado los hechos en cada una de las partes dando vida a los personajes y haciendo que te pongas en su lugar.

No me gustaría acabar la reseña si mencionar lo bien escrita que esta la obra. Hacía tiempo que no leía libros que no estuvieran escritos en los últimos 10 o 20 años y he notado, para bien, la diferencia tanto en la narrativa como en el vocabulario. No deberíamos dejar de leer obras maestras de vez en cuando que nos ayuden a rememorar esa manera diferente de ver plasmadas las palabras en los libros.

Creo que todos los lectores deberíamos leer en algún momento de nuestra vida algún libro de Asimov, ¿Por qué no empezar por este?